A.M.: Nosotros hemos puesto unos 600.000 pesos de presupuesto para fletes este año. Todo esto implica un costo, más el teléfono, la gestión de los voluntarios, los seguros, las máquinas, seguridad e higiene, las cámaras de frío, el control de plagas; por eso pedimos a cada organización un precio simbólico en cada entrega, para ayudar al costo operativo, no para lucrar porque somos una Organización sin Fines de Lucro.

¿Cómo se capacitó la gente y los voluntarios en cuanto a la automatización?
A.M.: En la zona de almacenamiento del depósito, por una cuestión de seguridad, no tenemos casi voluntarios sino las personas rentadas que manejan las máquinas, el ingreso con el código de barras. Tenemos algún voluntario en las salidas pero en atención al público y no en las máquinas; todavía no entramos en la etapa de capacitar al equipo; estamos en la etapa de haber comprado el equipo, y estamos diseñando la aplicación del código de barras pero no la hemos cerrado. Cuando eso ocurra, sí, queremos capacitar al equipo de trabajo, porque hoy no están todos trabajando con el código de barras.

¿Qué consideran que todavía falta o necesitan para el Banco?
M.G.: Ay… bueno, necesitamos desde tener un depósito de 4.000m2 para trabajar mejor, captar más cámaras de frío. Las donaciones a veces suman unos 80.000 kg, entonces, si tenemos más espacio podemos decir sí, y podemos planear una

 

operación de mayor volumen; si tenemos más fondos podemos incorporar más instituciones. El alimento viene y está, pero uno tiene que repartirlo en el menor tiempo posible y de la mejor manera posible. ¿Qué nos falta? Recursos para que el programa sea mayor. Nosotros tenemos un programa de becas por el cual la institución está eximida del pago simbólico durante un año durante el cual nosotros le damos un curso de desarrollo de fondos, para que puedan ir generando recursos para mejorar y después poder hacer la contribución simbólica. Si nosotros tenemos más recursos podemos dar más becas, porque todavía tenemos lugar para crecer.

A.M.: Nosotros tenemos un terreno que nos donaron también en Benavídez, de 2 hectáreas y media, pero construir una nave de 5000 m2 es una inversión enorme; sin embargo eso permitiría que dejáramos de pagar un alquiler y podríamos tener una capacidad de trabajo de almacenamiento que duplicaría la que hoy tenemos. El crecimiento quizá próximamente tenga que ver con eso. Es todo un desafío.