Argot que vende libros en Castellón de la Plana, está utilizando el sistema de seguimiento de algunos de los 50.000 a 70.000 libros que tiene en sus instalaciones en un momento dado. "No teníamos manera de saber lo que pasaba con ciertos libros desde el momento en que eran colocados en el estante hasta la venta", explica Ismael Bonet, CEO de Argot. “Aunque los gerentes de la tienda podían revisar los registros de ventas diarias al final de cada día, dice, con un sistema de RFID, la tienda puede conocer en tiempo real el interés que un libro en particular está generando, en cuyo caso se pueden almacenar más libros en la tienda, o se pueden remover, si es necesario, hacia donde puedan accederse con mayor facilidad”. 

Los empleados de las tiendas adjuntan etiquetas a los libros que llegan de las editoriales. El número único de identificación codificado para cada etiqueta está vinculado a datos sobre el libro en sí, incluyendo su editor y el título. Esa información se almacena en el software ISF en un servidor cloud-based, al que el minorista puede acceder. En la actualidad, sólo varias docenas de libros, títulos recientes comunicados de forma destacada en la exhibición, están siendo trazados. Por lo general, son leídos entre seis y 18 libros por un solo estante lector. Tres lectores están actualmente en uso, instalados bajo las partes superiores de dos mesas de medición de 50 centímetros por 50 centímetros (19,7 pulgadas por 19,7 pulgadas), uno en cada una de las dos plantas; y la tercera mesa, de 30

centímetros por 50 centímetros (11,8 pulgadas por 19,7 pulgadas). En cada caso, un lector Cité Trade Tech interroga las etiquetas colocadas y envía un identificador único de cada etiqueta al servidor cloud-based de Cité Trade Techs. 

Si un libro es levantado a más de 20 a 30 centímetros (7,9 a 11,8 pulgadas) por encima de la mesa, el interrogador ya no puede recibir una transmisión desde la etiqueta RFID del libro, y ese cambio en el estado de lectura se remite al software que determina que el libro ha sido recogido. Una vez que el libro se devuelve a la estantería, el lector vuelve a enviar el número de identificación de la etiqueta al sistema final, lo que indica que el título ha sido devuelto en lugar de removido, o que se ha llevado hasta el punto de venta.