La Recomendación

Los ciudadanos europeos deben poder mantener el control sobre los chips inteligentes que representan un mercado destinado a un crecimiento del 500% en los próximos diez años, continuando con su utilización sin dificultades para hacer más simple la vida de todos los días.

Existen ya más de 6 mil millones de chips inteligentes, dispositivos microelectrónicos que pueden ser insertados en una amplia variedad de objetos de uso común que van desde las heladeras a las tarjetas magnéticas para un autobús. Gracias a la tecnología de identificación por radio frecuencia (RFID), transmiten datos automáticamente cuando son acercados a los “lectores” que los activan, y captan de ellos la señal de radio procediendo a un intercambio recíproco de datos. Se encuentran en las tarjetas magnéticas que utilizamos para acceder a un puesto de trabajo y para pagar los peajes de una autopista.

 

La Comisión europea ha adoptado el 12 de mayo pasado una serie de recomendaciones orientadas a garantizar que quienes participen en los proyectos o en las gestiones de tecnología que prevén el uso de chips inteligentes respeten el derecho fundamental de cada individuo a la privacidad y a la protección de sus datos personales, previstos por la Carta de los derechos fundamentales de la Unión Europea, proclamada el 14 de diciembre de 2007.