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empresarios
organizados por la Cancillería en San Pablo, en Bello Horizonte,
en Curitiba, en Recife, pero antes de salir se les da a los empresarios
una serie de instrucciones para que adviertan si les interesa o no viajar.
Una empresa que no cumple con estos conceptos no se va a salvar y se
puede llegar a complicar. Esto no debiera asustar a los pequeños
empresarios. Yo siempre digo “hay que atreverse”, porque
es lo mismo que ocurre en Argentina. Si yo tengo una empresa en Bs.As.
y quiero ir a vender mis productos a Tucumán, más allá
de que conozco el entorno político y empresario, tengo que conocer
los costos, los fletes, el mercado de Tucumán, los cambios que
tengo que hacer al producto que va muy bien en Bs.As.. Primero entonces,
un pequeño sondeo de cuáles son las posibilidades de que
mis productos puedan ser aceptados en Brasil. Esto sin salir todavía
de la Argentina. ¿Tengo alguien que se va a ocupar del comercio
exterior? ¿Tengo registrados los productos si son de alimentos?
¿Tengo la autorización de los organismos de Argentina
que me permiten circular esos productos?
Luego viene Brasil. Brasil es enorme, y hay varios Brasiles. Generalmente, la ciudad que más atrae porque es desde donde se maneja la distribución es San Pablo. San Pablo es una ciudad gigantesca y es muy difícil que un pequeño empresario logre hablar con otro empresario de su nivel. Hay ciudades que son mucho más personalizadas como Porto Alegre, Curitiba. El empresario argentino que viaja a Brasil debe informarse. Yo siempre protesto con los empresarios que van a Brasil como si fueran a Mar del Plata o a Córdoba, sin tener en cuenta que hay ciertas dificultades culturales que hay que conocer. Por ejemplo, jamás se le ocurra a un empresario procurar tener encuentros en San Pablo los viernes a la tarde. El empresario paulista los viernes a la tarde desaparece. Hay otras cosas tan elementales como el horario.
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En las ciudades del este de Brasil anochece antes que en Argentina y amanece más temprano, con lo cual el horario determina las reuniones y el trabajo. En Recife a las 5 de la tarde ya es de noche, y es muy difícil tener un encuentro con un empresario después de esa hora. También hay que conocer los feriados que tiene Brasil que son diferentes a los nuestros. Por ejemplo, el 9 de julio es feriado en San Pablo. Ese es el único estado que tiene ese feriado porque se conmemora un hecho militar de una rebelión de San Pablo contra Río de Janeiro. También hay que conocer el clima que es diferente al nuestro. No podemos ir a vender ropa de abrigo al nordeste. Por otra parte, al brasileño no le gusta ser importador de productos. Prefiere que el producto sea nacionalizado en Brasil y que se haga con el despacho a plaza. Es difícil que me vengan a comprar un producto y que yo se lo mande con valores FOB puerto Bs.As. Ellos quieren valores CIF en San Pablo, con lo cual el seguro del transporte, el flete, estará a cargo mío y formará parte de mi costo. Al brasileño tampoco le gusta emitir carta de crédito. La carta de crédito es un instrumento de pago internacional que me da a mí, si le vendo a Brasil, la certeza de que voy a cobrar porque intervienen los bancos. Pero hay otros instrumentos para tener la seguridad de que me paguen: por ejemplo, el crédito documentario. Conociendo la clave que para nosotros sería la CUIT, yo puedo pedir informes a agencias que se ocupan de eso – como aquí sería el Veraz – como para saber si la empresa a la que le voy a vender tiene cheques rechazados. El sistema bancario brasileño es mayor que el argentino. Brasil está muy bancarizado, el uso del cheque está muy difundido y como además el sistema bancario está muy informatizado y prácticamente es on line, uno sabe en el día si la persona con la que está hablando tiene cheques rechazados o no. Todas estas son informaciones que uno tiene que ir conociendo antes de viajar. Por eso es importante ir en alguna misión empresaria. Esto facilita mucho las cosas. No es lo mismo que vaya un pequeño empresario solo sin haber hecho contactos previos, que ir en una misión empresaria que generalmente se hace a través de la cámara o de la cancillería argentina. Hay gente que va sin presentarse a los consulados, sin saber qué
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