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La producción En general las galletitas se producen en base a harina de trigo y contienen también en algunos casos, diferentes cantidades de otras harinas o almidones. A la harina se le añade agua, levadura, grasas y aceites, azúcar, leche, huevos, saborizantes, colorantes, etc. La naturaleza de las masas va variando según el tipo de galletitas, y así algunas llevan determinados aglutinantes que permiten imprimir dibujos y formas en la superficie. Actualmente, dadas las grandes cantidades que se comercializan, la producción industrial se vale de maquinarias y equipos que varían con cada caso. El consumo anual por persona en nuestro país cambia de año en año, pero hay registros de que ha llegado a alcanzar los 7 kilos anuales. El gusto generalizado por este tipo de producto lo incluye entre los artículos de la canasta familiar, y su aceptación tiene que ver también con que tiene un prolongado período de vida útil, no requiere de refrigeración, es de fácil traslado, y puede adquirirse en todos los puntos de venta del país, aún en aquellos de los lugares más apartados e inhóspitos. El
desarrollo continuo del sector de producción de galletitas ha
llevado a algunas empresas a incursionar hace ya varios años
en los mercados internacionales. Como consecuencia, la exportación
de galletitas dulces mantiene una tendencia creciente que ha alcanzado
a fines de 2005 un volumen de más de 19 mil toneladas. Con cifras
algo menores, la venta al exterior de galletitas saladas ha oscilado
en los últimos años, no obstante lo cual mantiene niveles
importantes.
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En la góndola Los canales de comercialización de los productos comestibles en todo el mundo han adoptado en su gran mayoría la automatización para evitar los errores propios de la carga manual de datos, y para acortar los tiempos de trabajo y aumentar la eficiencia en beneficio del consumidor final. Para que la automatización sea posible en las líneas de caja de cualquier comercio minorista, GS1 ha desarrollado los códigos de barras estándares que conforman el Sistema GS1, los cuales pueden ser leídos por los escáneres de prácticamente todos los países, porque por su condición de estándares constituyen un único sistema de identificación, un único lenguaje. ¿Cómo identificamos entonces al “paquete de galletitas” que fabricado en Argentina se vende en USA o en Angola, y puede presentar múltiples formatos de packaging? GS1 tiene entre las publicaciones de su biblioteca global, un Manual de Especificaciones Generales donde están detalladas una a una las pautas para identificar los productos comerciales en forma correcta, para que cada unidad llegue a la caja y pueda ser reconocida a primera lectura por el escáner correspondiente. Según las Especificaciones Generales GS1, el primer requerimiento a tener en cuenta es la orientación del código. Los códigos de barras pueden tener dos orientaciones: orientación “valla” y orientación “escalera”. La orientación más recomendada siempre que sea posible, es la orientación “valla”, según la cual las barras del símbolo son perpendiculares a la superficie sobre la cual se apoya el envase en su posición de exhibición normal. En esta posición los caracteres humanamente legibles deben leerse de izquierda a derecha. En la orientación “escalera”, la lectura puede hacerse de arriba hacia abajo o de abajo hacia arriba. (figura 1)
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