Dicho así, uno en principio elegiría la segunda alternativa, pero esta opción tiene como contracara que generalmente está referida a países emergentes, con cambios jurídicos, reglamentos bancarios que hacen que las operaciones se den con un alto grado de incumplimiento de los pactos preacordados.

Elegido el mercado destino, debo hacer el mayor esfuerzo por detectar qué oportunidades reales tengo en el mismo.
• Del producto que quiero mandar , ¿dicho país de dónde lo importa? ¿Y a qué precio?
• De mi propio país, ¿hay otros exportadores de lo mismo?, ¿a qué precio?
• ¿Hay diferentes segmentaciones dentro del mismo producto, por ejemplo diferentes gastos, cepas, sabores, etc., si hablamos de productos alimenticios?
• Puede ser que yo tenga o pueda crear un producto “diferente” o único que me distinga frente a mis competidores.

Como ejemplo podemos citar la “miel con gusto a cardo” muy apreciada en el mercado alemán.

Todo este trabajo de investigación tanto para una gran empresa, como para una mediana o una pequeña es sólo para tener claro el concepto de mi mercado objetivo.

2- ¿ Los costos del comercio exterior pueden ser compatibles con los números que maneja una pequeña empresa? ¿Son iguales los costos para un pequeño y para un gran exportador?

AG: Planteada la pregunta de esta manera, la respuesta es no. Pero vale la pena saber cómo resuelven estos temas en otros países las PyMEs y los emprendimientos exitosos