de la salud. La campaña para preservar la seguridad de los medicamentos en USA no es tarea nueva. Ya en el año 1988 la FDA publicó una solicitud conocida como Acto Estadounidense de Marketing de Prescripción de Medicamentos, para poner en marcha procesos preventivos contra el desvío de productos farmacéuticos, solicitud que a la fecha no logró todo el apoyo esperado. Según lo proyectado entonces se esperaba que para 2006 todas las drogas que padecen más la falsificación debían tener un etiquetado tal que permitiera su trazabilidad, así como también todo el resto de los medicamentos en unidades, cajas o pallets para el 2007. La FDA consideró que la necesidad de trazabilidad para seguridad de toda la cadena de la salud cuenta hoy con la tecnología RFID y en particular con EPC, que tienen las condiciones requeridas en el sector farmacéutico.

Mike Meranda, presidente de EPCglobal USA, en su discurso en el workshop de Washington declaró: “La tecnología EPC ofrece a la industria farmacéutica la posibilidad de tener visibilidad de la cadena de abastecimiento de una punta a otra, y de incluir información de calidad para asegurar que el frasco que el farmacéutico saca del estante contiene el medicamento correcto”.

Sin embargo, la propuesta de la utilización de tecnología EPC para el control de productos farmacéuticos todavía no ha sorteado algunas objeciones que plantean que en los países desarrollados muchas compras se realizan por Internet, vía por la cual se dificulta la posibilidad de asegurar la autenticidad de los fármacos, y que en la gran mayoría del mercado los gobiernos tratan de reducir los precios de los medicamentos, tendencia que se vería dificultada por los costos del nuevo sistema.

Siempre dentro del sector de la salud pero específicamente en lo referido a productos para

 

 

 


enfermedades de la sangre y a su suministro, se ha comenzado a trabajar intensamente a nivel mundial para garantizar no sólo la autenticidad de los medicamentos sino también la inocuidad de la sangre destinada a transfusiones. La transfusión es una de las posibilidades con que cuenta la medicina para salvar miles de vidas humanas por año, pero la selección de donantes y el análisis de la sangre disponible no preservan totalmente a los receptores de contraer enfermedades transmisibles por esta vía como son el HIV y la hepatitis.

El Dr. Barry White, Director del NCHCD (Centro Nacional para Desórdenes Hereditarios de Coagulación de Irlanda), en respuesta a una publicación del Lindsay Report de 2002 según la cual se registraba el contagio de cientos de hemofílicos con HIV y Hepatitis C como resultado de recibir productos para la sangre contaminados, planteó la necesidad de poner en marcha un piloto de trazabilidad dado que según sus propias palabras “la contaminación de los productos para la sangre fue una de las complicaciones médicas más catastróficas del último siglo y muchos de los contagios fueron debido a problemas en la cadena de abastecimiento. Hubo un considerable número de dificultades para identificar quién había recibido CFCs (Factores de Coagulación Plasmáticos) infectados y para recuperar todos los productos contaminados”.

La propuesta del Dr. White se llevó a cabo conjuntamente con GS1 Irlanda tal como dimos a conocer en nuestro Boletín 40 en el artículo Tecnología EAN para ayudar a pacientes hemofílicos, y hoy ya se ha anunciado (ver Boletín Febrero



























 

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