medicamentos. Esto hizo que el sector considerara la logística y el pago como procesos prácticamente unificados, haciendo más compleja su gestión.

Analizando toda esta problemática se propuso para cumplir con la trazabilidad y para continuar con una modalidad de trabajo en curso, que el remito y la factura electrónica integren toda la información necesaria, pero en dos documentos que podrían eventualmente emitirse conjuntamente. Desde el punto de vista de GS1 sin embargo, es importante separar los dos procedimientos que son diferentes, para que funcionen eficientemente las buenas prácticas y para que los procesos resulten exitosos. La recomendación es la utilización dos documentos separados para la eficiencia de las operaciones.

Simultáneamente y en un paso más, ANMAT continuó con sus resoluciones de trazabilidad incluyendo a partir de este mes a otros actores de la cadena: farmacias y hospitales. El medicamento sigue su curso pero debe hacerse trazabilidad hasta que lo compre un paciente o le sea suministrado. Esto agregó complejidad a lo que se venía trabajando, por los tiempos de implementación sobre todo en actores más pequeños.

   

La necesidad de implementar la documentación electrónica se vio aumentada cuando ANMAT definió para este mes de junio la trazabilidad de otro grupo de medicamentos a los que podrá sumarse en poco tiempo más un tercero, de modo tal que quedarían comprendidos bajo el requerimiento de trazabilidad todos aquellos que se venden bajo receta. Como la medida implica que hay que informar al ANMAT cada vez que se despacha o recibe un lote de productos con cuatro datos: código de artículo, serie, lote y vencimiento, y considerando que esta información es información logística, también surgió la necesidad de implementar un remito independiente de la factura. Por usos y costumbre, en el sector salud la factura papel operaba frecuentemente como remito, al arribar a destino conjuntamente con los