precauciones indicadas. Sin embargo, lo importante no es hasta qué punto los usuarios realmente leen cada rótulo en sí, sino que puedan consultarlos por cuestiones de uso y seguridad. ... Atrae la atención, ofrece elecciones y provee información general limitada a las audiencias masivas de usuarios. Debe estimular el interés de los eventuales usuarios, informarles sobre lo que podría hacer por ellos. ... Por lo tanto la publicidad no debería sobrecargarse de información al punto en que el posible comprador individual pudiera no comprenderla o inclusive ignorarla.

Los medicamentos de Venta Libre, como cualquier medicamento, son aprobados por las Autoridades de la Salud.
Las empresas farmacéuticas están autorizadas y supervisadas por las Autoridades de Salud para su elaboración, control y venta.
Actúan sobre síntomas y patologías leves, reconocibles por el usuario.
Tienen información orientadora para el usuario y recomiendan la concurrencia al médico en caso de duda o reiteración de síntomas.
Son efectivos y seguros debido al conocimiento que de ellos tienen los profesionales, las autoridades y el usuario.
Poseen las condiciones de calidad que exigen las Autoridades de la Salud para todos los productos farmacéuticos.
Representan un gasto menor para la comunidad.”

Más allá de todas las legislaciones vigentes y de la intención de las autoridades para que el uso de los medicamentos sea racional y controlado, siempre hay “grietas” por donde se filtran abusos que comprometen la salud de los usuarios.

Según declaraciones de Ana Cristina López, integrante de

 

de GAPURMED (Grupo Argentino por el uso racional de los medicamentos) y docente de la Universidad Nacional de Córdoba, hay un interés comercial que supera al sanitario por parte de la industria farmacéutica, que lleva a la difusión de publicidades que hacen hincapié en los beneficios de algunos fármacos de venta libre, sin resaltar los riesgos de su consumo. Ana C. López resalta además, que los medicamentos no son bienes de consumo, que no es suficiente la frase “ante cualquier duda consulte a su médico” porque quizás el usuario no tiene dudas y desconoce la necesidad de una acertada prescripción, y que la automedicación puede desencadenar problemas graves y costos sociales y sanitarios irreversibles.

La publicidad de refuerzos energéticos, de productos para reducir el peso, de ansiolíticos, etc., ha ido invadiendo los medios desde hace muchos años y ha presentado a los medicamentos en el mismo nivel de comercialización que las golosinas, los cosméticos o los productos para el hogar. Por su parte los consumidores, envueltos en un halo de desconocimiento y de irresponsabilidad, no dudan en comprar fármacos que creen adecuados para sus necesidades y los adquieren en diferentes medios sin consultar ni siquiera con un farmacéutico matriculado.

Al riesgo de la venta de medicamentos en comercios denominados “fuera de canal”, se ha sumado hace unos años la comercialización vía Internet. Por diferentes razones mucha gente se está volcando a esta forma de automedicación sin tener en cuenta que el peligro radica también en el tráfico ilegal de drogas y en la circulación de medicamentos falsos.

Investigaciones realizadas recientemente han detectado 68 farmacias online de los Estados Unidos, Canadá, India, Turquía y la Argentina, que comercializan fármacos sin advertencias ni instrucciones, y han clasificado a los analgésicos, los antidepresivos y las píldoras contra la impotencia entre los más vendidos.

 

 
 


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