Para esto hay que asesorarse en la Aduana y en la AFIP porque no cualquiera puede exportar porque hay que tener los registros en orden. Y para entrar en Brasil hay que encontrar un representante.

La principal dificultad a la hora de exportar es que en Argentina se respeten las reglas del juego. Es muy difícil sobrellevar esto solo, y este es el sentido que tienen las Cámaras de Comercio. Si yo tengo algún reclamo que hacer, no es lo mismo hacerlo solo que hacerlo a través de una entidad con 400 socios. En Brasil hay una mayor cultura asociativa. Las entidades son sumamente poderosas, tienen recursos y por eso tienen profesionales y universidades y mantienen escuelas de negocios importantes, porque los empresarios se asocian.

La dificultad más grande que yo veo frente a Brasil es que el pequeño empresario argentino no advierte que es muy difícil poder competir estando solo. Para eso se han creado los consorcios de exportación. El individualismo del pequeño empresario argentino, le niega esa posibilidad por miedo a que le copien las ideas. En un consorcio no siempre compiten entre sí. Por ejemplo tenemos un consorcio de muebles, y ellos van con todo tipo de muebles, y van todos juntos, y le pagan a una persona en forma conjunta. Debajo de todo esto está lo cultural. El brasileño dice “Brasil va para adelante”, y lo dice aún el de menores recursos. El argentino dice “no podemos hacer nada”. Si queremos agrandar el país y queremos agrandar nuestros negocios, tengamos en cuenta que tenemos que asociarnos, que mejorar la calidad de nuestros productos.

7 - ¿Qué otros detalles importantes debe considerar una PyME que quiere ingresar al mercado brasileño?

Dr. J. R. A.: Hablamos de encontrar un socio en Brasil, y cuando digo esto me estoy refiriendo a cómo pongo mi pie en Brasil una vez que estoy decidido a ir y que tengo posibilidades de vender mis productos. ¿Cómo me posiciono en Brasil? Puedo constituir una empresa o nombrar un representante. El mercado de Brasil es tan enorme que mi empresa si es pequeña tiene que estar preparada para asumir cambios.


 

 

Si yo tengo un producto que coloco en Bs.As. y que puede tener llegada a Brasil, el mercado se me triplicará. Entonces, mi empresa está preparada para eso? Si no estoy preparado para asumir ese desafío tendré que tomar personal, aprovisionarme con mayores insumos, tendré que cambiar mis líneas de producción... porque si me encuentro con un cliente y luego no le entrego el producto ni en la cantidad ni en el tiempo, no tiene sentido que vaya.

Ampliar la clientela trae ruidos dentro de la empresa y yo me pregunto si vale la pena. Sí vale la pena. Yo creo que el empresario argentino culturalmente es menos atrevido que el brasileño, entre otras cosas por todo lo que ha pasado en Argentina. Brasil es más equitativo. Hay grandes diferencias entre los más humildes y los estratos sociales más elevados. Hay una gran distancia, pero el empresario siempre termina diciendo “qué podemos hacer”. Cuando llego aquí el comentario es “acá no se puede hacer nada”, y eso es una diferencia cultural. El brasileño es más osado, por ejemplo es más proclive a exportar y la exportación es para él como una extensión de su soberanía; y es más reticente a importar, y toma recaudos al importar de Argentina porque muchas veces no hemos cumplido con las reglas de juego. Brasil con algunos desvíos que también ha tenido, siempre ha respetado más el comercio internacional. Privilegia la exportación aún con una relación real-dólar que no le es favorable en este momento. Si el pequeño empresario tiene la postura de decir “no se puede”, es muy difícil. Entonces, ¿para qué ir? Pero si es un empresario acorde a los tiempos actuales, creativo, confiado en su potencial, que quiere crecer, que quiere ganar plata... entonces, que se atreva. Brasil está ahí, y hay muchos argentinos que todavía no se han dado cuenta. Brasil está al lado nuestro y las necesidades de alimentos de Brasil son enormes.

 
 


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