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En
cualquier país del mundo, en algún momento, hay productos
que faltan de las góndolas de los supermercados por diferentes
causas como por ejemplo problemas de las cadenas, rigores del clima,
conflictos políticos, crisis económico-financieras, etc.
¿Qué sucede en estos casos cuando una organización
abocada a estudios específicos – en nuestro caso GS1 y su estudio
FMG – debe reflejar la disponibilidad de la mercadería que los
consumidores demandan cotidianamente? |
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El auge de la producción a gran escala que derivó en un “destape” consumista en todo el mundo durante el siglo veinte, parece estar desembocando en una gran cantidad de problemas que van desde la generación de toneladas de residuos industriales y domésticos sin un control adecuado y con un marcado daño al planeta, el desempleo y la migración de quienes buscan un futuro próspero, hasta la falta y el agotamiento de los recursos naturales, el agua y los productos para la alimentación. En este contexto, mientras países como China e India parecen estar emergiendo y acaparando la atención de occidente por el ininterrumpido crecimiento de sus propias economías, algunas de las hasta hoy grandes potencias como USA, Alemania, Francia, Italia, y por qué no España, se ven envueltas en conflictos que comienzan a filtrarse en sus sólidos sistemas económico-sociales. A estas situaciones han contribuido por supuesto, los excesos crediticios que alcanzaron quienes ya no pueden responder con su poder adquisitivo debilitado, los índices de inflación que se disparan porque las demandas superan las ofertas, y los esfuerzos de los estados por mantener las estructuras en medio de tormentas huracanadas que amenazan con derrumbar los esquemas que parecían seguros e invulnerables. Argentina no está ajena a este clima, y dentro de su dimensión y con sus propias marchas y contramarchas, sufre los embates de las corrientes internacionales mientras pugna |
por consolidarse sobre la base de la riqueza que la tierra le proporciona con una incalculable variedad de productos. El fantasma del desabastecimiento y el miedo a la falta de mercaderías en las góndolas y a que los comestibles y los artículos de primera necesidad no lleguen a las mesas familiares, es la consecuencia más inmediata y la preocupación de cualquier habitante de hoy en día que percibe a través de los medios informativos que los problemas se suceden sin descanso. Los consumidores en general, acostumbrados a proveerse diariamente en pequeños y grandes centros comerciales, sólo esperan que las cadenas tengan los productos para la venta cuando son requeridos, y acostumbrados a la pluralidad de marcas y de propuestas se molestan y se rebelan cuando esto no es así. Por su parte las cadenas de abastecimiento compuestas por el sector minorista y el sector productor vienen trabajando día a día para conformar a sus clientes y para brindar cada una desde su lugar el mejor servicio.
Desde hace ya varios años GS1 Argentina realiza un estudio a nivel nacional, a través del cual determina qué porcentaje de productos falta de las góndolas de los supermercados. Para este fin se selecciona un número de locales de distintas cadenas minoristas, donde se rastrea una cantidad de artículos que abarcan los rubros de
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