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Hace
apenas cuatro años, en una publicación de nuestro boletín,
formulábamos las siguientes preguntas:
•
¿se
imaginó a sus clientes pasando por una línea de cajas
sin tener que hacer fila para abonar sus compras?
• ¿pensó que una góndola
puede avisar la falta de un producto a su repositor?
• ¿y que un producto perecedero
puede informarle a la cámara de refrigeración que ya está
vencido?
Estas
preguntas eran sólo el punto de partida de la difusión
de una tecnología en ese momento “revolucionaria”, que se perfilaba
como la sucesora del conocido código de barras. La novedad era
la radiofrecuencia que a través de los estudios del Auto ID Labs,
el laboratorio de investigaciones sobre tecnología del MIT, permitía
la transmisión de datos bajo un formato estándar desde
entonces denominado EPC.
Hacia
fines de ese mismo año, en el Buenos Aires Sheraton Hotel, se
realizaba el primer Seminario EPC&ECR, en cuyo acto de apertura
el Ingeniero Federico Braun, presidente de GS1 Argentina, decía
“no es casual
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que EPC haya logrado un lugar preferencial en estas jornadas anuales,
ya que es una herramienta que tendrá en un tiempo no muy lejano
un altísimo impacto en la cadena logística”.
En
esa oportunidad se habló del Caso Metro y del uso del EPC en
el mundialmente conocido “Future Store”, de la etiqueta inteligente
y de los primeros pilotos que se estaban llevando a cabo.
También
en aquel entonces se organizó un grupo de trabajo de EPC/RFID
bajo el respaldo de EPCglobal Argentina, que con el objetivo de apoyar
la difusión y la implementación de la nueva tecnología
en nuestro país, se dividió en dos grupos denominados:
Usuarios Finales y Proveedores de Soluciones. Ambos grupos tuvieron
la responsabilidad de participar activamente en el desarrollo de una
estrategia local, y de analizar y estudiar posibles problemas y sus
soluciones, así como también las propuestas para la
realización de casos piloto.
Pero
la irrupción de la noticia de la identificación de productos
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