las etiquetas o tintas soportan su posterior paso por agua o una prolongada exposición directa a la luz). Años atrás, y debido a la insistencia de algunas cadenas como Supermercados Norte y La Anónima, los proveedores traían regularmente a GS1 Argentina sus productos para verificar que la calidad de lectura de los códigos de barras fuera la correcta, gestión tras la cual obtenían un Certificado de Calidad de Lectura. Este certificado era presentado junto al resto de la papelería que acompañaba a los productos hasta la cadena, y aseguraba que la codificación llegara a la góndola sin problemas de lectura. Este compromiso permitió mejorar la respuesta de lectura en los inicios de la implementación de los códigos de barras en nuestro país, pasando de un 18% de códigos ilegibles a menos de un 1%. Años después, cuando hubo cierta sensación de “problema solucionado”, las cadenas dejaron de solicitar los certificados de lectura. En la actualidad son pocas las empresas que realizan controles regulares. Por otra parte, algunos supermercados llevan sus propios registros de productos cargados a mano en los POS, y sobre estos datos y el seguimiento que ellos mismos hacen de los problemas detectados, no tenemos mayor información. El problema principal de una mala lectura de códigos de barras en la línea de cajas de un supermercado es el servicio al cliente. Cuando el consumidor observa que un cajero intenta infructuosamente leer un código y lo carga luego en forma manual, entra en una actitud de fastidio tanto con la cadena como con el producto y peor aun es la situación cuando el número al pie del código tampoco es legible y se debe
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pedir ayuda a un responsable para solucionar el problema de lectura. Según un estudio realizado por colegas de GS1Francia, el tiempo total empleado por una cajera que toma un producto, lo pasa en diferentes posiciones frente al escáner, y termina haciendo la lectura del número del código para cargarlo a mano, es de 22 segundos. Tomando como base ese tiempo y analizando la cantidad de productos ilegibles y su participación promedio en los tickets, llegaron a la conclusión de que están empleando una gran cantidad de horas por mes de cajeros adicionales para cubrir las lecturas de los códigos de barras mal impresos. Esto quiere decir que una mala lectura no sólo genera el fastidio del consumidor, sino también un incremento de costos de hora-hombre en la línea de cajas. Otro inconveniente que pueden encontrar los proveedores en algunas cadenas locales es el rechazo de los productos que no se leen correctamente, y según referencias de algunos asociados que han requerido asesoramiento para solucionar este problema, son varias las cadenas en el exterior que suelen “multar” a quienes entregan productos con códigos de barras que no pueden ser leídos correctamente. GS1 Argentina
cuenta con un servicio gratuito de verificación para todos sus
asociados, según el cual pueden acercar sus modelos de códigos
de barras antes de ingresarlos al proceso de impresión. Este
servicio se denomina Servicio de Pre -Verificaciones,
y con él se reducen a un mínimo los riesgos de errores
de lectura. Decimos “reducir” y no “eliminar” el riesgo de errores,
porque aunque el código de barras esté correctamente diseñado,
quedan luego los pasos de impresión y armado final del producto,
donde un mal proceso puede estropear el trabajo realizado previamente.
Para verificar que los productos que llegan a los consumidores no tienen
dificultades de lectura recomendamos presentar al Servicio Gratuito
de Verificación, muestras del producto terminado tal
cual será expuesto en la góndola y solicitar la entrega
de certificados finales.
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Para
descargar el Boletín número 58 completo, podrá hacerlo en formato PDF
desde el siguiente hipervínculo: BOLETIN
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