Las buenas prácticas agrícolas y la trazabilidad permiten identificar la calidad de los productos y los procesos de elaboración, y mejorar y superar día a día los resultados finales. Reducen además con su aplicación los riesgos físicos y químicos de los cultivos y las cosechas, la manipulación y el almacenamiento. Las buenas prácticas agrícolas y las normas de calidad se confirman como tales mediante la certificación que avala el cumplimiento de estándares que manifiestan las características del producto o de su proceso productivo.

Las campañas de incentivo de la industria olivícola en nuestro país, generaron el aumento de la producción, alcanzando un promedio de rendimiento por hectárea de 8 toneladas, capacidad óptima para permitir la exportación. Las empresas involucradas en estos programas someten sus productos a estrictos controles de calidad y cumplen con normas internacionales de bromatología y de cuidado del medio ambiente. Así las normas ISO, HSCCP, BPA, entre otras, ya son la condición básica de los procesos de cada empresario de nuestras industrias.


LOS ESTANDARES ABREN PUERTAS

La aplicación de estándares y el manejo de lenguajes comunes hacen posible que la comunicación a la hora de las negociaciones comerciales internacionales, sea fluida y clara. Los códigos de barras y las múltiples soluciones que a partir de ellos se han desarrollado, permiten la identificación de productos, de unidades comerciales, de pallets, permiten la captura automática de datos, la automatización interna de las empresas, la eficiencia de las cadenas de abastecimiento y demanda, y facilitan la comercialización global.

Sin embargo, el mercado mundial de alimentos hoy está exigiendo algo más; está exigiendo normas de seguridad, normas de certificación de calidad, normas de trazabilidad, normas de protección

 



























 

 


de los recursos materiales y del medioambiente. Para defender esos objetivos se elaboraron reglamentaciones preventivas del bio-terrorismo en USA o de la defensa de los derechos del consumidor como el Reglamento UE 178/2002 o las normas EUREPGAP.

GS1 y sus Organizaciones Miembros, partiendo de los estándares GS1, han trabajado con diferentes proyectos para responder a estos requerimientos. Facilitar la implementación de herramientas globales ya conocidas para rastrear los procesos de producción, para respaldar las normas de calidad, para encausar medidas de seguridad, son compromisos que ya están en marcha en muchos países. Y es precisamente para acompañar esa marcha que GS1 ha lanzado cinco manuales de trazabilidad:

a los cuales cabe agregar el Folleto Estándar Mundial de Trazabilidad.

En nuestro país, desde GS1 Argentina, el departamento de ADC (Captura Automática de Datos)

 

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