Más allá de la educación básica que recibe cada individuo en su vida particular, puede decirse que la formación y la capacitación para un área laboral siempre existieron y fueron la base para un buen desempeño. Hoy, en un momento en el cual los cambios, la tecnología y la información dominan el mercado, la única opción para resolver los problemas a que nos somete la competencia es una capacitación dinámica y actualizada.
La capacitación laboral, entendida como la preparación para abordar nuevos desafíos, sea desde el aspecto individual de un empleado o desde el general de cada una de las áreas de actividad de una empresa, está fundamentada en un cambio que genera en todos los casos el miedo a lo desconocido. Lo nuevo, lo que hay que descubrir e incorporar con la capacitación, implica una ruptura con las viejas rutinas, crea una nueva relación con las tareas que se venían realizando, y determina la constitución de una nueva imagen personal frente a los demás y frente a uno mismo.
Dentro
del ámbito de la empresa, la formación de cada trabajador
se suma a la de los demás, generándose así una
red en la cual los conocimientos se transmiten de unos a otros en
un intercambio vivo y permanente. Esta red, por otra parte, funciona