Sin embargo, a partir del 3/9/1995 en que Claudemir Alexandre Cabral abrió las puertas de su casa para ofrecer a la comunidad de Paraisopolis sus 15 libros para la lectura y que la idea creció hasta convertirse en la Biblioteca Paraisopolis con 10.000 volúmenes y 2.000 asociados, el uso del código de barras pasó a ser indispensable.

El proyecto de automatización de la Biblioteca se inició hace no más de dos años con la colaboración de un equipo de GS1 Brasil con la idea de identificar con un código de barras todos los volúmenes de la Biblioteca, entregar una tarjeta personal a los usuarios e instalar una red de computadoras con acceso a Internet tanto para uso del público como para el uso interno. Con estas herramientas se resolvió agilizar el servicio al lector localizando los títulos más rápidamente, conocer más profundamente las demandas y poder brindar una mejor atención focalizando las necesidades de la comunidad.

“Además de eso, está la iniciativa conjunta de GS1 Brasil y de la Biblioteca, del proyecto “La Lectura Alimenta”, que va a permitir la distribución de canastas básicas a aquel concurrente que más libros ofrecidos retire y lea”, cuenta Claudemir, hoy de tan sólo 22 años.

Con la implementación de la automatización, la Biblioteca Paraisopolis se ha integrado al centro de Competencia Preparando el Mañana, cuyo principal objetivo es extender la aplicación del Sistema EAN.UCC a proyectos sociales que incentiven la calificación profesional, la preservación del medio ambiente, la calidad de vida y las acciones benefactoras.

El desafío de la tecnología es permanente y alcanza todos los sectores. La disponibilidad de estándares no es privativa del sector alimentario y prueba de ello son los tres ejemplos del rubro libros que presentamos en este número.


 

 
       

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