El
marco en el que se encuentran comprendidas las empresas hoy, está
conformado por diferentes ángulos: el de la globalización,
el de acuerdos internacionales de comercio, el de acuerdos acerca de
la seguridad alimentaria, el de cambios informativos y de comunicación,
el de las exigencias de los consumidores, todo esto a su vez condicionado
por un fenómeno que nace en el siglo XX: la velocidad.
La
aviación, la radio y la televisión, los viajes espaciales,
Internet, marcaron un nuevo rumbo en la vida del planeta siempre bajo
el imperio de la velocidad. La velocidad lo invadió todo, se
apoderó de todas las disciplinas y marcó ritmos y pulsos
inclusive en las vidas individuales. La moda aceleró sus tiempos,
la publicidad ganó espacios y el consumo se impuso.
El
cambio llegó al mercado. Las empresas se multiplicaron a la par
de sus producciones y los clientes se sumaron al movimiento. La nueva
sociedad de consumo comenzó a demandar todo aquello que le ofrecían
los medios, y ante la insistencia de la red informativa que la invadía
respondió con una suma de exigencias: calidad, novedades, garantía
y rapidez de servicios. Y así el nuevo consumidor “creado” por
los empresarios del comercio se transformó en el dueño
del po
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der. Entonces
fue necesario reacomodarse y agudizar el ingenio, recurriendo a nuevas
estrategias aptas para beneficiar a todo el sistema.
LA POSICIÓN
DEL CONSUMIDOR
Tal como ya dijimos, el consumidor en nuestros días
ha sufrido un profundo cambio. Los medios de difusión, la velocidad
de las informaciones y las grandes campañas publicitarias, han
abierto su espectro de conocimientos y una enorme cantidad de opciones
a la hora de elegir. Las modas y las tendencias, por su parte, han “globalizado”
los gustos y han convertido al confort y a la comodidad en una necesidad.
Y esto, entiéndase, afectó a todas las áreas de
la industria y el comercio.
Si nos referimos a la industria, nos encontramos con
que el consumidor actual demanda un mayor control, calidad y seguridad
de los productos que consume, del mismo modo que exige que ese producto
se presente en un packaging de fácil identificación, de
líneas actualizadas, con total garantía de preservación
del contenido, y de fácil y cómoda manipulación.
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