TRAZABILIDAD
Captar las necesidades sanitarias con una mirada amplia
y moderna


por Marcela A. Gimeno (*)
 
  Con miras a la trazabilidad en toda la cadena agroalimentaria, el SENASA impulsa la trazabilidad como una necesidad en la producción de agroquímicos y productos veterinarios, creando un sistema que apunta a la identificación y el seguimiento automatizado desde el propio organismo,  a través de una normativa a nivel nacional e incluyendo a todos los actores.
 

El SENASA focalizó la importancia de la trazabilidad agroalimentaria, desde el control de los insumos que intervienen en la producción vegetal y animal, principalmente la que se destina a la elaboración de alimentos.

La problemática generada en la comercialización  por el mal uso de principios activos como la ketamina, de alto impacto en la opinión pública,  fue un catalizador que determinó encarar un trabajo incorporando tecnología de identificación electrónica, basada en estándares internacionales para el seguimiento de procesos.

Si bien la Argentina cuenta con una completa legislación sobre trazabilidad que contempla la necesidad de seguimiento de productos desde el origen y pensando en el mercado exportador,  en este caso el servicio sanitario encaró un proyecto diferente. Durante más de dos años se  planificó y se trabajó en forma conjunta, sector público y privado, para encarar el perfeccionamiento en el contralor de toda la cadena comercial de insumos: desde la importación y elaboración de principios activos, hasta el usuario final (veterinario o aplicador) e identificando a los laboratorios y a la cadena de distribución, no sólo desde el aspecto normativo sino también desde el tecnológico, y pensando en la exportación y en la salud pública veterinaria y agrícola a nivel nacional. Se trabajó del modo más abarcativo posible, sin descuidar los esfuerzos productivos y los desarrollos que la industria del sector incorporó en los últimos años. 

De esta manera se encaró un proyecto que culminó con la Disposición 369/2013 que resuelve aspectos sanitarios y de políticas públicas de alcance nacional e internacional.
A pesar de la tan mencionada crisis global, las nuevas tecnologías para gestionar la información en la cadena agroalimentaria vienen perfeccionándose para mejorar el seguimiento desde el origen en los alimentos hasta su llegada al consumidor, porque las tecnologías de automatización asociadas a la información del producto sobre los insumos que se utilizan para producirla, se encuentran cada vez más informatizadas. Lo que antes era sólo una Declaración Jurada sobre el compromiso de las empresas, hoy se comprueba a través de los sistemas y de la información que se registra para la captura automática sobre etiquetas estandarizadas.

Pensar en trazabilidad de insumos
Las sustancias seleccionadas se determinan por su nivel de toxicidad sobre la base de experiencias y de la información surgida desde Organismos Internacionales reconocidos como el Codex Alimentarius, el Comité Mixto de Expertos de FAO/OMS sobre Aditivos Alimentarios (JECFA), la OIE a través del VICH y el Camevet y de la Reunión Mixta FAO/OMS sobre Residuos de Plaguicidas (JMPR). Asimismo, existen Normas Técnicas del MERCOSUR, de la Food and Drug Administration (FDA -USA), el National Residue Program del Food Safety and Inspection Service (USDA - USA), los Informes del Comité de Expertos de productos veterinarios de la Unión Europea y los trabajos científicos provenientes de instituciones reconocidas internacionalmente.

En este punto, en relación a la Identificación y la trazabilidad se puede afirmar que se incrementaron las exigencias internacionales  y nacionales desde los sectores públicos; al mismo tiempo, desde los  sectores privados hay una necesidad concreta para la mejora de los procesos productivos que se ve reflejada en aplicar sistemas a  través de las tecnologías informáticas y electrónicas disponibles en el mercado comercial.

Las acciones intencionales por el mal uso de productos, como ocurrió en el país con un psicotrópico como la ketamina, pueden ser detectadas en todo su recorrido desde su producción hasta la veterinaria que adquiere las dosis en comercios minoristas. De esta manera se perfeccionan cada vez más los controles, con la mira puesta en toda la cadena de abastecimiento, pudiendo descubrir el eslabón donde ocurre una falla: intencional o no y logrando ir antes de los problemas y no correr siempre tras ellos.

(*) Marcela Gimeno es autora de varios libros sobre trazabilidad agroalimentaria, docente y consultora internacional sobre esta temática.
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