El Newsletter de GS1 Argentina

Denominación de Origen y Trazabilidad:
Dos caminos para la seguridad alimentaria

La Denominación de Origen no es sólo una protección regional o local de productos, sino un respaldo a la calidad en el cual los distintos miembros de la cadena productiva fijan normas y procedimientos para beneficio del consumidor. Por su parte la trazabilidad es el instrumento capaz de reconstruir y seguir el proceso de un alimento a través de todas las partes de su elaboración y distribución mediante identificaciones documentadas. En ambos casos, dos términos definen los pilares para su implementación: cadena y estándar.

Productos de nuestra tierra

La Argentina está posicionada como un país internacionalmente reconocido por la exportación de algunos productos de primera calidad. Las grandes extensiones territoriales con su marcada multiplicidad de climas y suelos, hacen de nuestra geografía un lugar apto para la producción, por ejemplo, de vinos y de miel, contándose en cada caso con una importante variedad según sea su lugar de origen.

El lugar de origen es para algunos productos afianzados en el mercado, un valor agregado más atrayente muchas veces que el propio nombre de fantasía. Es en algunos casos un nombre empleado para designarlos, que contiene además una tradición y una historia que funcionan como signo distintivo. La indicación geográfica señala así caracteres naturales y culturales que distinguen al producto y que aumentan su valor de comercialización a partir de una reputación adquirida.

De esta forma la indicación geográfica se convierte en una forma de Propiedad Intelectual llamada internacionalmente Denominación de Origen con fuerte presencia en Europa y América Latina. Es, desde un punto de vista legal, un bien público, un patrimonio de los productores establecidos en un determinado lugar. Es una herramienta de protección basada en tradiciones colectivas, en vínculos que ligan a grupos humanos con el territorio al que pertenecen.

Argentina, desde el 26 de diciembre de 1990, por decreto N° 3086 del poder ejecutivo de la provincia de Mendoza, aprueba la Denominación de Origen “LUJAN DE CUYO”, constituyendo esta la primera DENOMINACION DE ORIGEN EN VINOS DE AMERICA DEL SUR. El proceso comenzó con un estudio de suelos de la región, al que luego se le agregó un estudio de los viñedos, identificando las variedades aptas para la producción de vinos y la influencia del medio y de las labores culturales.

Por su parte, en Misiones, se está trabajando desde los Ministerios y Universidades, para diseñar un mapa apibotánico que será una herramienta para los productores para mejorar los volúmenes y calidades obtenidos, con el objeto de llegar a la Denominación de Origen de la miel misionera. Una de las características por la que se trata de identificar esta miel, radica en las cualidades de la situación medioambiental de la provincia de Misiones.

La importancia de la Denominación de Origen

Para el reconocimiento de una Denominación de Origen (DO), tal como ya dijimos, se debe contar en primer lugar con un referente geográfico que identifique el territorio en el cual fue elaborado un producto. En segundo lugar a ese referente geográfico se encuentra vinculada una tradición que evoca una historia enriquecida progresivamente por una población que le da originalidad. Así por ejemplo, podemos hablar del Pisco, como DO exclusivamente peruana. Pisco es el nombre de un lugar geográfico (ciudad, valle, río, puerto y provincia de la costa del Perú), en el cual se cultiva una uva cuya recolección se utiliza para la producción con una técnica exclusiva, de la bebida del mismo nombre. También es DO el “Tequila” de México y con muy reciente oficialización la “Caipirinha” de Brasil.

Las Denominaciones de Origen en su aspecto legal, están amparadas por el Acuerdo sobre los Derechos de la Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC), suscripto en el marco de la Organización Mundial del Comercio. En dicho Acuerdo y con referencia a las Indicaciones Geográficas se establece que “los países deberán impedir la utilización de indicaciones que sugieran que un producto proviene de una región geográfica distinta de su verdadero origen, induciendo al público a error, e incluso, cualquier otro tipo de utilización que constituya un acto de competencia desleal”.

En Europa la DO es un concepto reconocido desde fines del s/XIX que tiene como propósito la protección de los atributos de ciertos productos, en los cuales la calidad y el cumplimiento de ciertos estándares pre-establecidos tienen un rol determinante. Como consecuencia de esto y de una larguísima campaña que se viene desarrollando desde distintos países, la UE ha preparado una lista de 35 alimentos y bebidas para los cuales ha solicitado a la OMC la protección de la Denominación de Origen. Al cumplirse esta aprobación sólo en Francia, en la región de Champagne, podrá darse este nombre a los vinos espumantes, así como sucederá con el vino generoso de Jerez en España, o con los productos de Parma en Italia.

A partir de estas medidas y basándose en negociaciones que nuestro país está llevando a cabo con la UE, ciertas denominaciones protegidas deberán ir desapareciendo paulatinamente de las etiquetas; tal el caso de los champagnes, vinos borgoña, etc. La traducción que puede hacerse como resultado de estas normas, deriva en lo que también se conoce con el nombre de Trazabilidad. El respeto a la DO es un modo de hacer Trazabilidad, y de determinar que cuando una etiqueta dice “malbec” en realidad el contenido debe corresponderse con ese varietal.


Trazabilidad: Herramienta determinante en el comercio internacional

La certificación de origen de un producto es uno de los requisitos indiscutibles para aumentar sus ventajas competitivas. En el caso, por ejemplo, de la miel, la tipificación según las diferentes zonas productoras del país, permite establecer su certificación de origen. De la tipificación por zonas, a su vez, se llega a la confección del mapa apibotánico, con el cual se delimitan las diferentes calidades y tipos de miel.

La calidad particular que la miel de una región es capaz de alcanzar y la identidad certificada por la DO son llaves para abrir la puerta a la demanda internacional. Ya hoy Argentina es reconocida en el exterior por la calidad de su miel y se ubica detrás de China y EEUU como tercer productor mundial. Nuestro principal destino es Alemania, seguido por EEUU, Italia, Reino Unido, España y Japón. Pero el éxito de nuestro futuro comercial puede verse afectado si no tomamos conciencia de algunas consideraciones:

• No todas las empresas están en condiciones de exportar. No todas se encuentran registradas en el organismo controlador.

• La Trazabilidad de la miel es un requerimiento que se exigirá en el corto plazo.

• El apicultor debe seguir pautas de aplicación y utilización de productos aprobados, evitando los restos de sustancias químicas, sobre todo cuando el destino es la UE.

Pero ¿Porqué la UE impone tantas condiciones a los exportadores?

• Porque la regulación 178/2002 (General Food Law) establece como requisito para el comercio la Trazabilidad para todas las etapas de la cadena de abastecimiento del sector alimenticio. Y esta reglamentación entra en vigencia el 1° de Enero de 2005.

• Porque las diferentes situaciones de riesgo que padeció el consumidor en los últimos años, hizo necesario repensar el sistema productivo de alimentos y volverlo más transparente y seguro.

• Porque es necesario poder disponer mayor información acerca de la historia, recorrido y tratamiento de que es objeto un producto antes de llegar a la mesa.
La Trazabilidad es un requisito legal y para las Organizaciones Miembro EAN, un compromiso formal.

El compromiso EAN

Desde hace unos veinte años EAN Argentina – CODIGO ha tomado la iniciativa de difundir en nuestro país la implementación del código de barras, como herramienta estándar del sistema EAN.UCC, para la captura automática de datos, para el seguimiento eficiente de los productos dentro de la cadena de abastecimiento, para el beneficio de los socios comerciales y para la seguridad y comodidad del consumidor.

Hoy, en el contexto de alarma social existente en todo el mundo por los problemas de la industria de la carne, del pollo, o por las amenazas del bioterrorismo, la industria alimentaria en general ha reconocido la necesidad de manejarse con herramientas que le permitan poner su producción en el mercado con total garantía de seguridad.

Teniendo en cuenta además, que en la práctica del comercio internacional es indiscutible la importancia de la automatización, la colaboración entre socios de la cadena más allá de toda frontera, y la comunicación vía EDI, el código de barras cobra fundamental protagonismo. El código de barras es también el lenguaje estándar capaz de transportar toda la información necesaria para que la Trazabilidad pueda llevarse a cabo, sea de productos industrializados, de productos frescos, frutihortícolas, carnes o pescados. Es la forma fluida y ágil de información que EAN International y sus Organizaciones Miembro se ha comprometido a desarrollar para aplicar con una multiplicidad de funciones y alcances, entre los que priman la eficiencia y la seguridad.

El sistema EAN.UCC es una solución con proyección de futuro. Es el apoyo que las empresas necesitan para no detener su crecimiento ante los obstáculos propios del comercio globalizado. Es la normativa más confiable para la cooperación empresaria y para el manejo de la información requerida por los mercados más exigentes. La Trazabilidad es ya una realidad y nosotros, desde EAN Argentina – CODIGO contamos con las herramientas y la capacidad de asesoramiento para facilitar su implementación.

 

 

TRAZABILIDAD: UN PASAPORTE PARA LA SEGURIDAD Y LA CALIDAD DEL PRODUCTO ITALIANO
De Paolo de CastroIndicod (EAN Italia)

La Unión Europea puso siempre particular atención en los temas de seguridad alimentaria, que por otra parte siempre representaron uno de los “plus” de las producciones agro-alimentarias europeas, ya sea en su relación con las producciones de bajo costo de los países en vía de desarrollo, o en la relación con el modelo productivo norteamericano, por ejemplo, en el cual la verificación de la seguridad es efectuada “a posteriori”, directamente en el mercado, en vez de hacerse de manera preventiva.

Si en el pasado tal atención se tradujo en la producción de un importante corpus de normas de naturaleza vertical, que tenían lugar singularmente en las diferentes cadenas productivas, con el repetido sucederse de los escándalos que turban profundamente a los consumidores europeos, nació la conciencia – expresa en el 2000 con el Libro Blanco sobre Seguridad Alimentaria – de que estos temas debían ser también reglamentados de manera horizontal.

Poco más tarde, por lo tanto, el reglamento (CE) 178/2002 generó una orientación operativa con la institución de la Autoridad Europea y la definición de la obligación de Trazabilidad para todas las cadenas alimentarias desde Enero 2005. La herramienta Trazabilidad, que lógicamente representa sólo un componente de un sistema más articulado, tiene sin embargo el gran efecto de garantizar una gestión eficiente de la crisis, gracias a la precisa identificación de la fuente de riesgo – y por lo tanto de las relativas responsabilidades – y la posibilidad de un intempestivo retiro del mercado. El tema de la identificación de la responsabilidad directa no es pues de carácter secundario, porque obliga al operador individual de cada eslabón de la cadena, a responder de modo directo al mercado, cambiando de lugar en efecto el plano de la confrontación anteriormente impuesta entre la simple relación productor – institución pública de control.

Cambian por lo tanto los jugadores y las reglas del juego: autocontrol de la cadena, control por parte de terceros (por ejemplo, certificación), un nuevo rol para las instituciones. Para eso se requiere no sólo de la simple ejecución de los controles, sino también de la coparticipación con el mundo productivo en la definición de las directivas generales y de los estándares de trazabilidad. Operación por otra parte de gran complejidad, estando, como ya se sabe, el sistema agroalimentario articulado en producciones extremadamente diferentes (producción de vegetales y animales, frescos y transformados, etc.) que presentan tal variedad en la modalidad de producción, transformación, conservación y confección como para reclamar recorridos de trazabilidad específicos y marcados en cada una de las cadenas productivas. Además, con la exigencia de implementar sistemas que comuniquen a las empresas de diversos segmentos productivos: la agricultura, la industria de transformación, la distribución, y también a la producción de medios técnicos para el sector primario, el transporte y el almacenaje, etc.

Este esfuerzo organizativo puede representar, sin embargo, una formidable ocasión para repensar y rediseñar las relaciones de la cadena según una perspectiva que apunte a la recuperación de la eficiencia y por tanto a una mayor competitividad del sistema agro-alimentario en toda su complejidad. Por lo demás, el verdadero desafío es tratar de aprovechar una obligación – la trazabilidad – transformándola en un elemento de fuerza.

Monitorear el ciclo completo de elaboración de un producto significa conocerlo a fondo (desde el origen de la materia prima hasta los sistemas de producción y de transformación empleados) y poder ofrecer, por una parte garantías para la seguridad, pero también y sobre todo, reconocer y valorizar las características distintivas y por lo tanto la calidad. No resta por lo tanto más que informar al consumidor.

 

Dto. Comunicación & Marketing
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GS1 Argentina

 

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